La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) de la rodilla, aumenta el riesgo de sufrir una rerrotura y además aumenta el riesgo de rotura del ligamento de la rodilla contralateral. Este riesgo es tanto mayor cuanto menor es la edad a la que se sufre la primera lesión.

El tamaño del injerto utilizado para la reconstrucción del LCA es uno de los factores determinantes del éxito de esta cirugía, de forma que plastias con un diámetro inferior a 8 mm en adultos se asocian a tasas significativamente mayores de fracaso.

La asociación de una plastia extraarticular anterolateral de refuerzo también contribuye a disminuir el riesgo de rerrotura.